En la pintura me inicié con estudios sobre naturalezas muertas, bodegones, marinas, retratos, etc, y actualmente encuentro muy interesante la síntesis del hiperrealismo y las vanguardias. Me agrada mucho pintar caballos y toros, porque creo que son obras maestras vivas de la naturaleza, auténticos iconos de Belleza, pero que en cuanto a su representación plástica están quedando atrapados en el siglo XX y relegados a decorar ambientes más bien rústicos. Intento proyectarlos en el siglo XXI y que puedan también vestir entornos de diseño. En la doma clásica, busco la colaboración del caballo sin violencia, una buena cadencia y regularidad en los aires. Procurando mantener un permanente acoplamiento entre jinete y caballo. En definitiva, intentar que el caballo se exprese como si no llevara jinete.